Nutrición de los niños: cómo integrar más hierro en la dieta
El hierro es esencial para el crecimiento y desarrollo de los niños.
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Cómo aumentar el hierro en nuestro organismo
El hierro es uno de los minerales más importantes para la salud de nuestro organismo. Esencial para la correcta formación de dos proteínas que regulan el transporte de oxígeno en la sangre y los músculos ( hemoglobina y mioglobina respectivamente ), el hierro también interviene en muchos otros procesos metabólicos que garantizan la funcionalidad normal del sistema inmunológico y del sistema nervioso . Esencial en todas las edades, sin embargo, el hierro es particularmente importante durante la edad de crecimiento y desarrollo. Veamos a continuación, las pautas a seguir para integrar más hierro en la dieta de los niños.
Nutrición de los niños: cómo integrar más hierro en la dieta
Una correcta ingesta de hierro en la dieta ayuda a contrarrestar las deficiencias de hierro y a soportar la mayor necesidad de hierro desde la niñez. A veces, sin embargo, puede ocurrir una deficiencia de hierro o puede ser necesaria una mayor ingesta de este nutriente en respuesta a un mayor requerimiento orgánico. En estos casos puede resultar útil complementar la dieta con un suplemento de hierro que sin embargo, siempre debe ser recetado por el médico.
Al margen de suplementos, una fuente importante de hierro en todas las edades es la dieta . En el caso de los niños, una dieta variada y equilibrada, capaz de aportar las cantidades diarias adecuadas de hierro, es especialmente importante tanto en la infancia (para favorecer el rápido crecimiento del niño en el primer año de vida) como durante la adolescencia.
Hierro en la primera infancia
La leche es la principal fuente de hierro durante la primera infancia. El recién nacido asimila fácilmente el hierro contenido en la leche materna porque está unido a una proteína llamada lactoferrina . La lactoferrina regula el transporte de hierro y mejora su absorción y biodisponibilidad. El hierro contenido en la fórmula infantil, por otro lado, es algo menos asimilable que el contenido en la leche materna. Para remediar este problema, algunos tipos de fórmulas infantiles se refuerzan con respecto al contenido de hierro y son particularmente útiles para apoyar la dieta de aquellos bebés que tienen bajos niveles de hierro al nacer.
A partir del cuarto mes, con la adición de la primera papilla, la dieta del bebé comienza a enriquecerse con fuentes de hierro de origen animal (a base de pescado y carne homogeneizados) y de origen vegetal (cremas de cereales, frutas y verduras homogeneizadas). La leche de vaca , sin embargo, no se recomienda, al menos hasta que su hijo esté completamente destetado, porque es rica en calcio, un mineral que puede interferir con la absorción normal de hierro.
Hierro en la infancia y la adolescencia.
Después del destete y hasta la adolescencia, es importante estimular una educación nutricional adecuada. En el caso del hierro será importante equilibrar la ingesta de alimentos de origen animal y alimentos de origen vegetal.
Los alimentos de origen animal son fuentes preciosas de hierro hemo, una forma de hierro que nuestro cuerpo absorbe más fácilmente que el hierro no hemo , que en cambio se encuentra en los alimentos de origen vegetal. Esto se debe a que el hierro hemo que contienen los alimentos de origen animal proviene de la hemoglobina y la mioglobina de la porción de carne o pescado. Este tipo de hierro, una vez que llega al intestino, es absorbido por las células gracias a la acción de transportadores específicos de forma rápida y directa.
El hierro no hemo y el hierro inorgánico que en cambio está contenido en frutas y verduras es más difícil de absorber por nuestro organismo porque está en forma de hierro trivalente.
Sin embargo, entre los alimentos más ricos en hierro que pueden ser adecuados para la dieta de niños y adolescentes recordamos :
- Carnes rojas y blancas (ternera, caballo y pavo)
- Hígado, bazo y otros despojos
- Pescado (atún, caballa, pargo, sardina, anchoa)
- Yema
- Legumbres (frijoles secos)
- Harina de soja
- Frutos secos
- Cereales integrales
- Avena
- Vegetales de hojas verdes (repollo, berro, lechuga y escarola)
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